Cuando decíamos que las esperanza
y resistencia a rehacer -en tanto respuestas de ´luces largas` a lo que será la
vida por vivir tras la COVID-19- deberán configurarse como antagónicas a todas
esas fuerzas que estando ahí no queríamos ver y que la crisis ha venido a
retratar en toda su vacuidad, caíamos a su vez en una urgencia anterior. Precisamente
la de desarrollar y ejercitar posibilidades existencialmente inteligentes y
cordiales para dichos esperar y resistir. Esto porqué lo bueno deseado y lo
bueno a defender siempre requerirán que actuemos, y si en ello somos inteligentes,
mejor. De ahí que las posibilidades-condiciones antedichas tengan que ser
profundamente críticas para con todo eso que, por su carácter opaco y deshumanizador,
ha quedado bajo sospecha. No hablamos por tanto ni de las condiciones ni de los
productos del ´mercado del bienestar`.
Vista la anterior sucesión de
eslabones -Séneca decía: ´los deseos en nuestra vida forman eslabones y esos eslabones hacen una larga cadena llamada esperanza`-, ¿qué intentar? ¿Por dónde comenzar
la cadena de un sano esperar y resistir? Unas preguntas que por básicas habrá que responder
desde lo que, en la experiencia común frente a lo sobrevenido, constituya un ´dato`
también básico… Y quien dice ´dato`, dice cualidad, predisposición, virtud.
Vayamos tras ello. En el contexto de las dos últimas crisis planetarias (Lehman
Brothers, 2008 - COVID-19, 2020), llaman la atención dos términos, dos
´actitudes y talantes` que estando ahí, parecen querer colarse por entre los
entresijos de una vida que ya no será como la hasta ahora vivida. Hablamos de
la ´contención` y la ´austeridad`, conceptos que de primeras parecen no gozar
de buena fama, uno por remitir a encierro y represión, otro a rigor e
incomodidad.
Sin embargo, así como paulatinamente
hemos sabido reubicarnos frente a otros conceptos venidos para quedarse, en
realidad frente a sus redescubiertas significación y valor, quizá podamos hacer
lo mismo con estos ´por ahora` antipáticos huéspedes. Baste un ejemplo: el
mundo de lo emocional, hasta no hace mucho una realidad ninguneada y escondida,
al día de hoy ha pasado a constituir un elemento indiscutible en la
construcción de lo personal y social. Y esto sin ignorar que muchas de las
consideraciones y derivadas aplicaciones que se hacen respecto al mismo son
profundamente discutibles, ¿pero hay acaso alguna elaboración humana,
históricamente perfecta o exenta de instrumentalización?
¿Por
qué no recuperar entonces lo positivo que también hace a la ´contención` y la
´austeridad`? ¿Por qué no despojarlas del contenido malsano con el que en algún
momento se las dotó, de las intencionalidades de su mala prensa? Las palabras, como
los contextos, siempre son permeables, para bien y para mal. Por eso deben ser
orientados. La cuestión es hacia dónde: ¿hacia el campo de los medios, de las
aptitudes y el talento, tal como es el caso de nuestro modelo vital? ¿O por el
contrario, hacia el de los fines, las actitudes y el talante, el modelo que
siempre se nos desdibuja? Preguntémonos ahora: ¿vivir y vivirnos a partir de la
´contención` y la ´austeridad`: del albergar, refugiar y cobijar, de la
frugalidad y la moderación, en un caso y otro, no sería acaso un antídoto más
que razonable y amable contra todo lo que nos fragmenta y no nos deja ser
individual y colectivamente?
En
el fondo, sabíamos y sabemos que la falta de sentido, de finalidad y de
horizonte (precisamente la línea de flotación sobre la que ha impactado el
Coronavirus) han tenido como contraprestación todo ese cúmulo de producciones y
productos tras los que día a día, sin esperar y sin resistir, como posesos nos
afanábamos… hasta hace dos meses atrás, eran los medios, aptitudes y talentos a
los que nos inmolábamos, los habíamos convertido en fines. No obstante, cuando
las alarmas se encendieron, fue necesario ´parar` y ´guardar`: ´¡CONTENCIÓN!`.
Y lo más desafiante, hubo que volver a lo ´pequeño` y lo ´sencillo` de nuestras
casas y afectos más reales, a lo repetitivo de lo cotidiano: ´¡AUSTERIDAD!`.
En
un momento -estamos en él todavía- la vida y el vivirnos construidos sobre el
embrujo de la autorrealización en lo exterior y expansivo, la curiosidad y la
sobre-estimulación del consumo y el mundo virtual, la mitificación del
rendimiento y el puro placer, etc., etc., elementos todos del canon que hasta
ahora nos regía, han pasado a quedar en suspense, en entredicho. ¿Seremos capaces
de crear -sobre esta experiencia inédita y necesidad de merecernos otro caminar-
unas esperanza y resistencia más humanas? ´Contención` y ´austeridad` nos han
sido demandadas a todos, algunos las habrán vivido como obligación, la mayoría
como necesidad… con todo, quizá exista una forma mejor, precisamente la que las
conecte con nuestra más plena vivencia de la libertad y la bondad. En ello
estamos… ¡Ojalá no seamos muy pocos!
Puedes escribirnos o llamarnos:
Perpetuo Socorro 4, oficina 4
50006, Zaragoza
sergiolopezcastro.tf@gmail.com
616 02 38 22
Llegados a este punto, y asumiendo la evolución de la sociedad por diferentes motivos que todos somos capaces de ver (la negación solo lleva al engaño de uno mismo).
ResponderEliminarNo queda, sino transformar nuestras acciones y vidas en la dirección que propones de «austeridad y contención». De manera que viviendo con libertad y equidad, progresemos personal y socialmente.
Gracias por compartir tus reflexiones, Sergio.
Como bien dices, Victoria, habrá que transformar vidas y acciones, o al menos intentarlo. Una tarea en la que´contención` y ´austeridad` pueden ser dos formidables aliadas. Pero claro, no todos tienen porque ver o compartir sus potenciales beneficios.
EliminarY ello, suponiendo que se crea necesario el transformarse. ¿Tengo que cambiar en algo tras la COVID-19? ¿En qué?...
Llegados a este punto, y asumiendo la evolución de la sociedad por diferentes motivos que todos somos capaces de ver (la negación solo
ResponderEliminarlleva al engaño de uno mismo).
No queda, sino transformar nuestras acciones y vidas en la dirección que propones de «austeridad y contención». De manera que viviendo con libertad y equidad, progresemos personal y socialmente.
Gracias por compartir tus reflexiones, Sergio.
Gracias Sergio por compartir tus reflexiones. La pregunta ¡tengo que cambiar en algo tras el COVID 19, en qué?
ResponderEliminarLo que siento es que de alguna forma desviamos el camino y buscamos afuera lo que está dentro, como Tu lo dices con otras palabras.
Lo que ha salido a la luz más claramente en en estos momentos, tanto en lo individual como en lo social son nuestras sombras y luces.
En lo personal creo que hemos descuidado lo que realmente somos por lo que creemos ser.
Gracias nuevamente por compartir. Te mando un gran cariño
Con palabras diferentes, hablamos de la misma constatación: una vez más nos hemos vuelto a perder. Por eso también son palabras con una misma humilde pretensión: qué despertemos...
ResponderEliminarContención y austeridad. Términos que reflejan el momento actual. Aquí en Argentina contención asociado a aislamiento comienza a generar tensiones luego de dos meses prolongados. Ocurre sobre todo en la población laboral independiente como es el caso de varios comercios que no están autorizados aún abrir sus puertas, profesionales, etc. Tambien contención propiamente dicha de niños y adolescentes que continuando sus tareas escolares online no pueden salir. Austeridad genera recuerdos de otras épocas en que era necesario asumirla para llegar a fin de mes o poder ahorrar algún dinero y que era una "pauta natural" de la cultura hace años atrás. Los dos términos remiten no obstante a la capacidad de regular impulsos, canalizar energías en función de/, tolerar, autoadministrar nuestras vidas, humanizarnos....
ResponderEliminar...humanizarnos como sujetos NO SOLO objetos de consumo, o cosificados en el mundo liquido de hoy (Bauman).
ResponderEliminarEfectivamente, Mario. Se trataría de ir más allá de la mala prensa que les hemos otorgado a ambos términos, devolviéndoles la positividad que tienen en cuanto configuradores de una subjetividad capaz de asumir el límite y la debilidad como posibilitadores, no como fracaso.
ResponderEliminar