domingo, 18 de junio de 2017

´Cuidado de sí`: Desde la sospecha a nuestros días (III)

Hablar del ´cuidado de sí` supone movernos en el terreno donde la ética toca con la estética; algo que no siempre, particularmente en Occidente, hemos sabido hacer. En efecto, el cuidado de sí` es toda una estética de la libertad reflexiva sobre la propia subjetividad, pero no para olvidarse de los otros, sino para volver -éticamente- a los mismos. Se trata de una actitud para con nosotros, pero también para con los demás y con el mundo.

Pues bien, en nuestro largo recorrido acerca de cómo la cuestión se trató o ignoró a partir de la constitución de unos concretos contextos históricos sociales, especialmente desde finales del siglo XIX en adelante, hemos podido precisar, a partir de la propia elaboración de la filosofía y el pensamiento social, algunas determinaciones.

1º que Marx, Nietzsche y Freud vinieron a develar, no tanto lo interesado de las ilusiones modernas del orden burgués, la búsqueda de la verdad y la felicidad y la construcción del sujeto, como sí la posibilidad de resignificar el sentido de las mismas.

2º que dichas sospechas, como espejos que contendrían las mil formas de las heridas de nosotros mismos y el mundo, no alcanzarían a suscitar un ´cuidado de sí` capaz de asumir lo que hoy comprendemos por interioridad, en tanto construcción y captación integral del propio sujeto.

3º que el actual encuentro Oriente - Occidente, deberíamos comprenderlo por debajo de sus aspectos más instrumentales; asumiendo que aún resta mucho trabajo respecto al enajenamiento que Occidente construyó en torno a Oriente y las trabas conceptuales que persisten entre uno y otro mundo.

4º qué teniendo en cuenta que la Modernidad finiquitada por las dos Guerras Mundiales es toda ella un periplo de anti-cuidado, volver sobre la pregunta acerca de ¿qué antropología o idea de hombre-mujer supone el ´cuidado de sí`? exige fundamentalmente dos cosas. Primero: que contra el peso de los grandes sistemas de interpretación y construcción del sujeto, tanto los idealistas como los materialistas, tendríamos que apostar por una comprensión de lo individual y colectivo modesta, de pequeño formato diríamos. Segundo: que ya dentro de esta concepción, deberíamos reasegurar las tensiones individual-colectivo, identidad-otredad…

Sobre este trasfondo, en breve, nuestras conclusiones.
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