Hace tiempo, decíamos que desde
diferentes frentes, Marx, Nietzsche y Freud vinieron a develar la posibilidad
de resignificar el sentido de las ilusiones modernas. Nos invitaban así, a
realizar lo que ellos: sospechar e interpretar. Dos desafíos que deberían
vertebrar cualquier planteamiento acerca del ´cuidado de sí`, sobre todo cuando
este parece que vuelve a querer ser captado por las fuerzas del mercado. De
hecho no es casual que se venda y compre bienestar emocional por doquier, y
paralelamente no se fomente el pensamiento crítico.
Con todo, cabe que nos
preguntemos hasta
dónde la ´liberación` de la dominación económica, la esclavitud del pensamiento y la moral, y la
represión sexual -tipificaciones que respectivamente nuestros maestros de
la sospecha enunciaron
como las causas del desarrollo anómalo de la racionalidad- han ayudado realmente
a la
comprensión posterior de la subjetividad, en nuestros términos, al
´cuidado de sí`. No porque dichas tipificaciones no hayan hecho nada al
respecto, pero sí por hacernos conscientes de lo que aún queda por hacer.
En efecto, entretejiendo las aportaciones
de los tres, tenemos que los condicionamientos histórico-sociales, morales y
psíquicos ejercidos sobre la libertad de sujetos y sociedad, harían
perder a la conciencia
su pretendido carácter regulador. Consecuencias: por un lado, patentizar la
necesidad de reconsiderar la noción de interpretación en tanto relación de la
conciencia con el sentido objetivo de las cosas. Por otro, extender la sospecha
al lenguaje. ¿Por qué? Pues porque este nunca dice lo que en el fondo las cosas
son… de hecho estas pueden comunicar más allá de lo acordado, a través
de nuevos lenguajes o símbolos.
Berni, Antonio - Desocupados (1934)
Por eso podemos decir que Marx no se
limitó a interpretar la sociedad burguesa, sino la interpretación burguesa de
la sociedad; que Nietzsche no interpretó la moral de Occidente, sino el
discurso que Occidente ha hecho de la moral, y que Freud no interpretó el sueño
de sus pacientes, sino el relato que sus pacientes hacían de sus sueños. ¿Qué
quiere decir esto? Pues que el discurso burgués sobre la sociedad, el discurso
occidental sobre la moral y el discurso del paciente sobre sí son en sí mismos
interpretaciones, no meros objetos complicados a descifrar…
En breve, continuamos.
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