viernes, 21 de abril de 2017

´Cuidado de sí`: Desde la sospecha a nuestros días (I)

Hace tiempo, decíamos que desde diferentes frentes, Marx, Nietzsche y Freud vinieron a develar la posibilidad de resignificar el sentido de las ilusiones modernas. Nos invitaban así, a realizar lo que ellos: sospechar e interpretar. Dos desafíos que deberían vertebrar cualquier planteamiento acerca del ´cuidado de sí`, sobre todo cuando este parece que vuelve a querer ser captado por las fuerzas del mercado. De hecho no es casual que se venda y compre bienestar emocional por doquier, y paralelamente no se fomente el pensamiento crítico.

Con todo, cabe que nos preguntemos hasta dónde la ´liberación` de la dominación económica, la esclavitud del pensamiento y la moral, y la represión sexual -tipificaciones que respectivamente nuestros maestros de la sospecha enunciaron como las causas del desarrollo anómalo de la racionalidad- han ayudado realmente a la comprensión posterior de la subjetividad, en nuestros términos, al ´cuidado de sí`. No porque dichas tipificaciones no hayan hecho nada al respecto, pero sí por hacernos conscientes de lo que aún queda por hacer.

En efecto, entretejiendo las aportaciones de los tres, tenemos que los condicionamientos histórico-sociales, morales y psíquicos ejercidos sobre la libertad de sujetos y sociedad, harían perder a la conciencia su pretendido carácter regulador. Consecuencias: por un lado, patentizar la necesidad de reconsiderar la noción de interpretación en tanto relación de la conciencia con el sentido objetivo de las cosas. Por otro, extender la sospecha al lenguaje. ¿Por qué? Pues porque este nunca dice lo que en el fondo las cosas son… de hecho estas pueden comunicar más allá de lo acordado, a través de nuevos lenguajes o símbolos.

Berni, Antonio - Desocupados (1934)

Por eso podemos decir que Marx no se limitó a interpretar la sociedad burguesa, sino la interpretación burguesa de la sociedad; que Nietzsche no interpretó la moral de Occidente, sino el discurso que Occidente ha hecho de la moral, y que Freud no interpretó el sueño de sus pacientes, sino el relato que sus pacientes hacían de sus sueños. ¿Qué quiere decir esto? Pues que el discurso burgués sobre la sociedad, el discurso occidental sobre la moral y el discurso del paciente sobre sí son en sí mismos interpretaciones, no meros objetos complicados a descifrar…

En breve, continuamos. 
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