lunes, 22 de diciembre de 2014

¡Os ha nacido un Salvador!

Cuando la razón sirve al cuidado del hombre, no a las ideas que sobre él pudieran tenerse, suele ocurrir que se llega a certezas existencial-espirituales incómodas para determinados discursos: el político, el religioso, pero también el científico-académico:

"Solo la plena experiencia de la capacidad de nacer puede conferir a los asuntos humanos fe y esperanza, dos esenciales características de la existencia que la antigüedad ignoró por completo, considerando la fe como una virtud muy poco común y no demasiado importante y colocando la esperanza entre los males de la ilusión. Esta fe y esperanza en el mundo encontró tal vez su más gloriosa y sucinta expresión en las pocas palabras que en los Evangelios anuncian la gran alegría: ´Os ha nacido hoy un Salvador`". 
(cf. H. Arendt. La condición humana, cap. IV) 

Pero sea lo que sea qué se diga... he ahí el hecho. Acogerlo en su profundidad y entenderlo, solo depende de nuestra libertad. Por eso nuestro deseo:

"Que en estos días, en la mayor libertad de la que seamos capaces, podamos saborear los destellos que nos hablan de que ´Ha nacido un Salvador`. 

Solo así el nacer -nuestro nacer- recuperará la potencia necesaria para hacernos cargo de nuestra vida y de la de los demás. 

Solo así la fe y la esperanza volverán a anidar en el mundo".


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