domingo, 7 de octubre de 2012

Emociones y Razón: el planteamiento hoy

Se ha empezado a hablar de Inteligencia Emocional (IE) especialmente a partir de 1985, año en que D. Goleman publicó el libro del mismo nombre. Según éste psicólogo estadounidense, la IE viene a ser la capacidad personal de manejar una serie de habilidades emocionales -conductas y comportamientos- estrechamente relacionadas con lo actitudinal -modos de ser y estar-.
 
A partir de Goleman, la catarata reflexiva en torno a lo emocional y también en torno a lo que le es complementable: el patrón de las Inteligencias Múltiples de H. Gardner, parece evidenciar como nunca, los límites de la razón instrumental con que la Modernidad intentó marcar el curso de la vida occidental. Por lo tanto, hasta aquí, la viabilidad de su éxito pasaría por indicar que el primado de la razón intelectual parece haber llegado a su fin.
 
Sin embargo, creemos necesarias dos observaciones. La primera tiene que ver con que el fenómeno de la IE puede verse al día de hoy, o como moda o como oportunidad. Para los que se aproximen al mismo desde lo primero, tarde o temprano los límites se harán evidentes. Para los que en cambio lo hagan desde el sentido de lo oportuno, quizá al IE pueda convertirse en un instrumento capaz de devolver su lugar al influjo de los sentimientos en la vida personal y relacional, en la vida profesional y moral. Un instrumento capaz de ayudarnos a adquirir un nuevo pensar, un pensar destinado a un nuevo cuidado de nosotros y de los demás.
 
Ahora bien, así como la primera observación hace a una cuestión de actitud, la segunda responde a cuestiones de conceptualización y puestas en práctica fundamentales. En efecto, frente a la IE podríamos decir que estamos ante un cambio de paradigma; pero claro, recién está incoado, con lo cual la precisión conceptual requerida en torno al mismo puede ser más que ambigua. Por otro lado, como cosa a experimentar aún, se nos escapa en cuanto a esa mensurabilidad que de la realidad debe tenerse para, desde los efectos, reforzar los ámbitos de lo intuitivo e hipotético de los que se parte al momento de "construir" conocimiento.
 
Tenemos por lo tanto, frente al hecho de ser una moda o una oportunidad, que la IE debe aún consolidarse como constructo teórico, capaz de explicar suficientemente lo que pretende. De ahí que nuestra indagación posterior apunte hacia los ámbitos desde donde se lo pueda reforzar y/o corregir como también explicación efectiva de lo humano.
 
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